miércoles

Números en el espejo

Darío no se atrevía a decir a los periodistas que no recordaba el número.


Trataba de hacerse el interesante, bebía largos tragos de whisky mientras miraba al infinito, después chasqueaba la lengua y negaba con la cabeza.


En realidad, Darío no se atrevía a confesar que el cadáver fue encontrado en medio de una habitación forrada de espejos y que no recordaba si lo que había visto en el antebrazo de la víctima era el 14 o el 41.


Darío, que siempre se avergonzó de su dislexia, tenía que conseguir entrar en el depósito y volver a ver el cadáver.


Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

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