miércoles

Colisión de cosas y asuntos


A las ciudades se las conoce, como a las personas, en el andar.

[…] Sería interesante saber por qué al ver una nariz amoratada se da uno por satisfecho con reparar simplemente y de manera imprecisa en el color, y nunca se pregunta qué clase de tonalidad tiene, aunque, sin más, se lo podría expresar la medida de las vibraciones moleculares. Por el contrario, en asunto tan complejo como es una ciudad en la que se vive, se quisiera conocer todas sus peculiaridades. Esto nos desvía de lo más importante.

No se debe rendir tributo especial al simple nombre de la ciudad. Como toda metrópoli estaba sometida a riesgos y contingencias, a progresos, avances y retrocesos, a inmensos letargos, a colisión de cosas y asuntos, a grandes movimientos rítmicos y al eterno desequilibrio y dislocación de todo ritmo, y semejaba una burbuja que bulle en un recipiente con edificios, leyes, decretos y tradiciones históricas. 

Las dos personas que subían por una calle ancha y animada no caían en la cuenta.

Robert Musil, El hombre sin atributos

martes

Los escritores son distraídos

Llegó una ambulancia, lo izaron a la camilla, el conductor del auto siguió agitando las manos y explicando el accidente al policía y a los curiosos.

— Vive en el treinta y dos de la rue Madame — dijo un muchacho rubio que había cambiado algunas frases con Oliveira y los demás curiosos— . Es un escritor, lo conozco. Escribe libros.

— El paragolpes le dio en las piernas, pero el auto ya estaba muy frenado.

— Le dio en el pecho —dijo el muchacho— . El viejo se resbaló en un montón de mierda.

— Le dio en las piernas —dijo Oliveira— .

— Depende del punto de vista —dijo un señor enormemente bajo.

—  Le dio en el pecho —dijo el muchacho— . Lo vi con estos ojos.

— En ese caso... ¿No sería bueno avisar a la familia?

— No tiene familia, es un escritor.

—  Ah — dijo Oliveira.

— Tiene un gato y muchísimos libros. Una vez subí a llevarle un paquete de la portera, y me hizo entrar. Había libros por todas partes. Esto le tenía que pasar, los escritores son distraídos. A mí, para que me agarre un auto...

Julio Cortázar, Rayuela

lunes

Los encargados del velatorio

En el velatorio de tía Eugenia comenzó a brotar agua del suelo de la morgue.
Al principio nadie pareció darse cuenta, pero los pies calzados con zapatillas de paño negro de las vecinas de la tía empezaron a empaparse y las viejas pasaron del murmullo a las maldiciones. Algunas se dirigieron ofendidas a papá y a la abuela.


En la morgue no había ningún celador o funcionario al que avisar, eran más de las diez de la noche y los encargados de los velatorios se van a las ocho y media. Hasta que regresaran por la mañana no se podía avisar a nadie.
Mi padre, se disculpó ante los vecinos y familiares con los ojos empañados. Sabía que estaba avergonzado porque cuando se avergüenza le aparecen unas ojeras enormes de un color casi verdoso. 

El tío Jorge salió a fumar y al poco volvió con varios cartones y los colocó en el suelo, mientras lo hacía se mojó la parte baja del pantalón. Las viejas levantaban los pies entre divertidas y contrariadas en una especie de juego infantil.


Lina Huidobro, Las manchas de humedad (Prólogo)

Todo se desliza

Me gusta hacer las cosas con tranquilidad, me gusta tomarme la vida con calma. Lo peor son las prisas, y a mí me gusta llegar con tiempo de sobra, incluso un día o dos antes: así todo se desliza, todo encaja, todo se resuelve por sí mismo sin que uno tenga que esforzarse demasiado.

Antonio Gallo, El cómitre y la chusma (El Siluro)

domingo

Un trozo de vida


No filmo nunca un trozo de vida porque esto la gente puede encontrarlo muy bien en su casa o en la calle o incluso delante de la puerta del cine. No tiene necesidad de pagar para ver un trozo de vida. Por otra parte, rechazo también los productos de pura fantasía, porque es importante que el público pueda reconocerse en los personajes. Rodar películas, para mí, quiere decir en primer lugar y ante todo contar una historia. Esta historia puede ser inverosímil, pero no debe ser jamás banal. Es preferible que sea dramática y humana. El drama es una vida de la que se han eliminado los momentos aburridos. 

Luego, entra en juego la técnica y aquí soy enemigo del virtuosismo. Hay que sumar la técnica a la acción. No se trata de colocar la cámara en un ángulo que provoque el entusiasmo del operador. La única cuestión que me planteo es la de saber si el emplazamiento de la cámara en tal o cual sitio dará su fuerza máxima a la escena. La belleza de las imágenes, la belleza de los movimientos, el ritmo, los efectos, todo debe someterse y sacrificarse a la acción.

A. Hitchcock

Françoise Truffaut, El cine según Hitchcock

Understatement

 

Alfred Hitchcock: Lo que me gusta de Buchan es algo profundamente británico, lo que nosotros llamamos "understatement".
Françoise Truffaut: No existe ninguna palabra en francés para decir esto.
A.H.: Es la subvaloración, la subdeclaración, la subestimación.
F.T.: En francés hay una figura de estilo que es la "litote", pero sobreentiende la discreción, la modestia, más que la ironía.
A.H.: "Understatement" es la presentación en tono ligero de acontecimientos muy dramáticos.
F.T.: ¿Es el tono de The trouble with Harry?
A.H.: Exactamente, el "understatement" es muy importante para mí.


Françoise Truffaut, El cine según Hitchcock

sábado

Historia de España XII

Lo mismo que en tiempos de Galdós, España es un invento histórico (no una historia inventada, como dicen los nacionalistas periféricos, que eso es otra cosa) que se refocila en la mediocridad, en la «listeza pícara» más que en la inteligencia, un país que hace del ladrón un héroe y de un héroe un hombre tirado por los suelos, lapidado y, luego, olvidado. En fin, un país entregado al acaso no trabajo de acaparar ruindad para vomitarla sobre el que más relumbra y sobresale.


J.J. Armas Marcelo, Galdosiana (8)


Turno de noche

 


jueves

Historia de España XI

El alcalde de Leganés inaugurando (año 2013) un McDonalds.



Añicos

Mi futuro quedó como el suelo de la cocina el instante después de que caiga un vaso de cristal y se haga añicos.


Chris Molina, El tiempo en el espejo

domingo

La belleza prefabricada

Con Nazarín, rodada en 1958 en México y en varios bellísimos pueblos de la región de Cuautla, adapté por primera vez una película de Galdós. 

Fue también durante ese rodaje cuando escandalicé a Gabriel Figueroa, que me había preparado un encuadre estéticamente irreprochable, con el Popocatepelt al fondo y las inevitables nubes blancas. 

Lo que hice fue, simplemente, dar media vuelta a la cámara para encuadrar un paisaje trivial, pero que me parecía más verdadero, más próximo. 

Nunca me ha gustado la belleza cinematográfica prefabricada, que, con frecuencia, hace olvidar lo que la película quiere contar y que, personalmente, no me conmueve.

Luis Buñuel

sábado

Cartas al director

Carlos, september 17th, 2020 at 19:02

to: robertopintado@hotmail.com

Hola Roberto. Creo que se está pasando con la promoción de Nazaré Lascano que intuyo que, o bien usted es su agente o es algo suyo (esposa, amante, o algo más inconfesable). Se lo digo porque no consigo encontrar ninguna referencia a su obra en toda la red que no sea la suya. Y la verdad no es para tanto. 

Un saludo y pase página por favor.

Carlos M.


martes

Sardinas


Cuando pienso en mi vieja siempre la veo en una playa de Monte Hermoso, no hay ninguna fotografía pero yo la recuerdo con un bañador blanco y negro, el pelo mojado y comiendo sardinas. 

En mi cabeza aquel fue un día sepia con un sol anaranjado, yo era muy chica y el mar era muy grande.

Aquel mediodía mi vieja se clavó una espina en la garganta. Es lo primero que se me viene a la cabeza cuando la recuerdo o cuando alguien me pregunta por ella.

Ese verano cumplió los treinta, y lleva desde entonces en aquella playa, con aquella espina en la garganta, con el pelo mojado, con aquel bañador.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas



lunes

Cartas al director (II)


brenda, septiembre 13th, 2020 at 22:12
to: robertopintado@hotmail.com

Buenas tardes señor Pintado.Que manera de escribir tiene usted, lírica de lastre llamaría yo a esto, o Lírica Desastre. Espero que nos diga el periódico donde escribe para no comprarlo, o para comprarlo y no leerlo.Qué pereza. Lo de las fotos, recortes y los dibujitos creo que se le da mejor, claro que el mérito no es suyo.

Atentamente. Brenda.



domingo

Érase una vez



En los talles de las mujeres te complaces.
En cuadros antiguos y en herrumbrosas llaves.
En el pasar sereno del cometa.
En el cajón secreto de tu armario.
En la luz brillante de las olas.

Manolo García, Sobre el oscuro abismo en que te meces

Personajes ásperos

En el departamento que renté hay una espléndida máquina de escribir.

Llevo siete días escribiendo en ella. Tuve que comprar cinta y engrasarla, estuve varios días reparándola y me gustó mucho ver cómo volvía a la vida.
He resistido la tentación de imaginar quién la utilizó antes que yo, qué escribieron y a quien.

Para evitar boludeces he empezado fuerte, escribiendo un cuento negro y desalmado, una fábula ácida sobre alguien que desea matar a alguien por envidia, que es una de las faltas más inmorales y estúpidas del ser humano.

He pasado esta última semana aporreando teclas y creyéndome Bolaño. Ahora que estoy en España debería seguir sus pasos y empezar a trabajar en un camping en la costa, como hizo él.
Me apetece mucho la idea, pero recién llegué a Madrid y la costa me queda lejos. Aún estoy estableciéndome y tengo mucho por escribir.

No sé cuanto voy a permanecer atada a esta máquina, me da la sensación de que hago demasiado ruido, que voy muy lenta, que los personajes me están saliendo más ásperos y las acciones más rápidas porque deseo acabar pronto las frases que se me atascan entre los dedos.

El cuento está saliendo diferente a si lo escribiera con computadora, y si ahora me cambio se notaría demasiado. No me gusta traicionar a nadie, así que creo que de momento seguiré con esta antigualla.
Por lo demás parece que en España todo fluye mejor, las cosas cotidianas no se atragantan como allá y tengo pendientes varias entrevistas de trabajo

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

Anuncio por palabras

Se admiten anuncios por palabras o solo anuncios, o solo palabras.

Por aquellos días yo no podía imaginar que detrás de un sencillo anuncio a la puerta de la biblioteca del Retiro podía estar toda una madeja de causas, toda una serie de azares.

A veces me hago la eterna pregunta estúpida de los fabuladores "Si lo hubiera sabido ¿habría hecho lo mismo?" Cómo hacer entender al mundo, cómo hacerme entender a mí misma que si hubiera hecho lo mismo el resultado habría sido otro.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

sábado

Perdido

Primero y principal, conviene desconfiar de los objetos. En especial, de los objetos perdidos.
No recoger ningún objeto tirado en la calle ni en cualquier otro lugar público.


Jacques Sternberg



jueves

The rain comes in

Here's a hole in my head where the rain comes in
You took my body and played to win


Hay un agujero en mi cabeza por donde entra la lluvia
tomaste mi cuerpo y jugaste para ganar


Jeff Line, Electric Light Orchestra, Evil Woman

Linda

 
A Tomás nunca le oí decirme lo linda que estaba.


— ¿Por qué nunca me dices lo linda que estoy?
— Siempre estás linda, no necesitas que te lo diga.
— Sí, sí que lo necesito.
— ¿Qué dices? Es tan obvio lo linda que eres que no me sale decirlo.
— No me convence, yo creo que tienes una amante y que a ella si le dices lo linda que es.


Tomás calló, quiso sonreír, pero solo le salió una mueca de actor de cine mudo. 


A partir de ese día empezó a decirme lo linda que estaba. Lo decía por la mañana, después de la ducha, a la hora del almuerzo y antes de irnos a dormir. A veces me llamaba por teléfono para decírmelo.


Esto ocurrió solo un mes y medio antes de que me viniera a vivir a España.



Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas 


miércoles

Juegos

   

Somos niños que crean juegos

Dennis Hopper



Inventar

"Inventando; cuando todo se pone en contra de uno lo mejor es inventar, como hizo Robinson" `[...] Nos pusimos a dar vueltas a la Plaza Mayor [...] y así fundamos Bergai; esa misma noche, cuando nos separamos, ya le habíamos puesto el nombre, aunque quedaban muchos detalles. Pero se había hecho tardísimo, ella nunca tenía prisa porque no la podía reñir nadie, yo en cambio tenía miedo de que me riñeran. "Si te riñen, te vas a Bergai -dijo ella- ya existe. Es para eso, para refugiarse". 

[...] Al día siguiente inauguramos las anotaciones de Bergai, cada una en nuestro diario, con dibujos y planos; esos cuadernos los teníamos muy escondidos, solo nos los enseñábamos una a otra. Y la isla de Bergai se fue perfilando como una tierra marginal.

Carmen Martín Gaite, La búsqueda del interlocutor

martes

Rompecabezas

¿Pensaron alguna vez que la poesía podía tener una forma tan concreta?

Camila Sosa Villada

sábado

Callejón

¿Hemos estado los amantes del cine a la altura de las circunstancias? ¿Qué locuras hemos cometido en nombre de nuestra pasión? ¿Qué tipo de ideas hemos desarrollado, y en qué punto estamos? ¿Hemos llevado al cine a un callejón sin salida?  A veces, el cinéfilo es un peligroso voyeur. 

Vicente Monroy, elDiario.es

Nuestros deseos

El cine sustituye nuestra mirada por un mundo más en armonía con nuestros deseos

André Bazin

jueves

De vuelta a casa

Regresamos a casa a medianoche, habíamos pasado el día en la playa, después estuvimos con la hermana de Carlos y los sobrinitos, al final se hizo retarde.

En cuanto subimos al carro los niños se quedaron dormidos, Carlos encendió un cigarrillo. "Me viene bien para concentrarme, ya sabés que no me gusta manejar de noche" "Está bien", me carga que me hable como si fuera su vieja, "Haced lo que querás, tus pulmones son tuyos".
La carretera estaba casi desierta, solo pasamos varios camiones y alguna furgoneta de reparto. Me pregunté qué carga llevarían, a dónde iban, quién los manejaba. Me dio pena no poder saber nada de nadie. 

Carlos conectó la radio. Daban un programa deportivo con los resultados del torneo y boludeces así. "¿Lo podés cambiar por favor?" "Tú misma..., la puse por poner, buscá algo que te guste". Busqué durante un rato, no había más que tipos insulsos hablando de resultados de fútbol. No sé por qué me los imaginaba a todos engominados y con la misma cara.

Por fin encontré algo de música. Creo que los dos nos estremecimos. La canción que emitían era Liberation de los Pet Shop Boys. Hacía muchos años que no la escuchábamos. Ese tema lo habíamos oído por primera vez en un carro los dos sentados en el asiento de atrás, una noche de vuelta a casa con unos amigos. Fue el día que nos besamos por primera vez. Solo nosotros sabíamos lo que había pasado.

Y ahora volvía esa canción, doce años después, en nuestro auto, sentados en el asiento delantero y con dos niños de cuatro y ocho años detrás.
Quise tomarle la mano, quise decirle "¿Recordás?" Pero la canción terminó y ninguno dijimos una palabra. 

Cuando llegamos a casa tuvimos que subir a los chicos en brazos. 

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

miércoles

El matadero

Urquiza había cumplido treinta años cuando se compró una moto con los pesos que había ganado trabajando en el matadero. "Cada kilómetro que se hace me costó una res despedazada". 

El rubio Urquiza siempre contaba que lo peor del matadero no era el olor, ni la sangre, lo peor era los ojos de las vacas. Decía que nunca las miraba y que si lo hacía por accidente le fastidiaba el almuerzo y hasta dormía mal a la noche.

La motocicleta del Rubio era italiana y llegaba a los ciento ochenta con facilidad. Una vez me llevó en la grupa como si fuera una princesa. Yo le dije que no me gustaba ser princesa, que me dejara manejar a mí. Llegamos a una quinta que tenían sus viejos cerca de San Miguel del Monte y me dejó. "Ahora la princesa soy yo" dijo, pero fui incapaz de soportar el peso de aquel engendro.

— ¡Pesa mucho! ¿Cómo puedes llevarla?
— Son muchas reses cargadas, princesa, estoy acostumbrado.

Aquel día aprendí a querer un poquito a Urquiza. Nos acercamos a ver a sus padres, estuvimos comiendo un asado y me fijé en que no probó ni un bocado. Esa noche me dijo que iba a dejar lo del matadero y me preguntó si yo le seguiría a Italia, a conocer la fábrica de Laverda.

— Yo no soy una princesita, Urquiza, no te confundas nunca sigo a nadie.

El Rubio trató de sonreír, pero puso unos ojos que me recordaron a los de sus vacas muertas.

No volví a verlo, sé que tenía pensado volar a Madrid y desde allí viajar en motocicleta hasta Breganze, en el norte de Italia. El muy estúpido soñaba con trabajar en la factoría y no consiguió ni llegar a su casa.

Ocurrió en noviembre, Urquiza había ido a San Miguel a despedirse de los viejos y cuando regresaba a Buenos Aires su moto se estrelló contra un camión de ganado.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas 

Fotograma

Volver a empezar, te dices: una fórmula elegante de confesar tu fracaso.


Elías Moro