domingo

Meter dinero en una botella en medio de la noche

Bataille citaba la parábola de Keynes como una alternativa subterránea a la superficie árida de la economía. La parábola venía a decir que si el Tesoro público metiera dinero en botellas y las enterrara a cierta profundidad en minas de carbón abandonadas y las cubriera de escombros y luego encomendara a la iniciativa privada la tarea de desenterrar el dinero (siempre, claro está, que se obtuviera el permiso para hacerlo por medio de las concesiones de explotación del suelo donde están enterradas las botellas), desaparecería el desempleo, y gracias a sus efectos, la renta real de la sociedad, e incluso su patrimonio aumentarían por encima de los niveles actuales.


Enrique Vila-Matas, Conjuras invisibles, El País, 1/6/2010


Nota de Roberto Pintado: Explicación no autorizada por la comunidad científica de cómo la ficción es en sí misma (también) motor de la economía.

Concurso

Si dobláramos el eje sur-norte de la máxima distancia de Suecia, ¿adónde llegaríamos?
a) Ámsterdam
b) Baviera
c) Suiza
d) Sur de Córcega



sábado

Relato en reserva

La intimidad es justamente ese relato en reserva, una especie de comodín de la autoestima. Si tú supieras.

No tenemos nada que darles

A veces he soñado, al menos, que cuando el Día del Juicio amanezca y los grandes conquistadores y abogados y estadistas vengan a recibir su recompensas -sus coronas, sus laureles, sus nombres tallados indeleblemente en mármol imperecedero- el Todopoderoso se volverá hacia Pedro y dirá, no sin cierta envidia cuando nos vea venir con nuestros libros bajo el brazo: "Mira, estos no necesitan recompensa. No tenemos nada para darles aquí. Les ha encantado leer".

jueves

Peinadoras a domicilio

Por desgracia, astutos sureños han sustituido por estables antros tricófilos a las peinadoras turinesas a domicilio, que eran el nervio moral de la ciudad, protagonistas y admirables oyentes de historias descorazonadoras, mientras calentaban la plancha y colocaban los rulos.

Guido Ceronetti, Pequeño infierno turinés

Los niveles críticos de la conciencia

El arte es hipnosis. Es crear una especie de máquina de hipnotizar a otra persona para trasmitirle vivencias o experiencias anímicas que no se traducen en hechos perceptibles. Escribís una historia y esa historia es como una trampa que mantiene el interés del lector, para que en ese estado vaya bajando los niveles críticos de su conciencia, de modo que empiece a aceptar y a recibir cosas que están implícitas en el texto.


Mario Levrero

miércoles

Mínimas obras de arte

Hay vidas que terminan sin dejar nada, ni destruido ni detenido, sin abrir ni congelar ningún desorden, mínimas obras de arte de orden en el gran desequilibrio humano.


domingo

Ensayo


¿Qué aprende un narrador escribiendo ensayo?
Aprende que la imaginación tiene un sistema de anclajes, sin el cual el ensayo se te convierte en novela.


Jordi Soler, Entrevista en Babelia, 19/Septiembre/2019



sábado

Actos de libertad

Me gusta ese momento en que Umbral amenaza con marcharse del programa, porque veo allí un acto de libertad. Para qué quedarme en un absurdo programa de entrevistas si no se habla de mi libro, dice Umbral con desprecio. Para qué quedarse en tantos sitios de la vida donde reina la inanidad, podría ser la enseñanza escondida para todos nosotros. Por qué no marcharte, allí donde las circunstancias te obligan a quedarte.


Manuel Vilas, Milá y Umbral. El País, 9/Septiembre/2019

viernes

La velocidad de las novelas

Mi amigo Carlos Pujol decía que el oficio literario es para señoritos jerezanos, gente que se lo pueda tomar con calma. Si intentas aplicar velocidad a una novela, no sale.


Manuel Longares

 

Vivir en el cine

“Gracias a este aparato, todo el mundo podrá ver revivir la salida de la iglesia de la boda del señor X… con la señorita Y…, el final de la carrera del Grand Prix, el desfile de los coraceros en la revista del 14 de julio y las innumerables escenas vividas cada día en nuestro París tan pintoresco. 


Ese es el aspecto divertido del cinematógrafo. Pero ¡cuántas aplicaciones útiles para la enseñanza de las artes y las ciencias, para la grabación y conservación de las grandes escenas teatrales, etc., cuánto tendremos que grabar cuando el aparato, de módico precio en suma, se haya generalizado, democratizado, y se encuentre en todas las manos como ahora lo están el gemelo fotográfico y el verascopio! ¡Qué alegría sentirán nuestros nietos cuando hagan revivir a sus antepasados gracias a las pruebas cinematográficas cuidadosamente conservadas!”.


E.H. Le Nature, 11 de noviembre de 1896

jueves

Dos euros del desayuno

Voy señalando barrios y calles en donde me gustaría vivir. Por ejemplo, el barrio de Moncloa. Me gusta la calle Altamirano. Mi restaurante preferido es el McDonalds de la Gran Vía. Para mí es el mejor restaurante de Madrid, porque es barato y sencillo. Desayuno allí, me suelo pedir el sándwich de salchicha con huevo y queso, que es excelente y está tirado de precio, eso me pone de muy buen humor, y me gusta sentarme junto a los ventanales y ver pasar a la gente, a la buena gente de Madrid. Si estoy por la Gran Vía, acabo visitando Primark. Pero nunca me compro nada.

(...) También me gusta la Plaza del Callao. Situarme en mitad de la Plaza, porque ese sitio tiene algo mágico. Hay una zapatería que suelo visitar. Nunca me he comprado nada allí, porque es cara. Pero me gusta ver zapatos. A veces me pruebo algunos. A mí me gustan los zapatos italianos en punta y de rebajas, y no es fácil encontrarlos. La verdad es que muchas veces regreso a casa habiéndome gastado solo los dos euros del desayuno de McDonalds.

Mi momento de oro es recorrer Madrid con mi coche los domingos a las nueve de la mañana. No hay nadie. La ciudad está desnuda. La Puerta de Alcalá entonces es una puerta de verdad. La Cibeles te invita a subirte a su carro. Recorres el Paseo de la Castellana en cinco minutos. Te plantas en el Santiago Bernabéu. Y desde allí, Madrid ya es tuya, o esa ilusión te exalta por un segundo.


Manuel Vilas, Conduciendo por Madrid, El País, 5/10/2018


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martes

Nota para el comienzo del curso escolar

Calvin: "Voy a la escuela pero nunca aprendo lo que quiero saber".

The Authoritative Calvin and Hobbes 


sábado

Cambio de ambiente

Un cambio de ambiente es la falacia tradicional en la que confían los amores —y los pulmones—  condenados.


(Lolita)


Perdón

Dibujo de Alicia Rihko
Mi gato me mira mal.
De entrada, desde que volvimos a Madrid me mira poco, porque pasa largas horas en su butaca favorita, sobre su manta favorita, y ya no viene a buscarme. Tengo que buscarlo yo y, cuando lo encuentro, me mira sin demasiado interés. Luego se deja rascar, acariciar, incluso cepillar, con una indiferencia casi desdeñosa, como si nada de lo que yo pudiera hacer por él mereciera su perdón.


Almudena Grandes, El perdón de mi gato, El País Semanal 1/9/2019

lunes

Ovnis sobrevuelan Madrid

La literatura no nació el día en que un chico llegó corriendo del Valle Neanderthal gritando el lobo, el lobo, con un enorme lobo gris pisándole los talones; la literatura nació el día en que un chico llegó gritando el lobo, el lobo, sin que le persiguiera ningún lobo.


Vladimir Nabokov, Curso de literatura europea, Editorial Bruguera, Barcelona 1983, pág. 13.


domingo

Canillejas

Cogí el metro en Canillejas, me senté y fui pasando las estaciones con expresión devota. Torre Arias, Suanzes, Ciudad Lineal, Pueblo Nuevo, Quintana, El Carmen, Ventas... Si entre túnel y túnel vas repitiendo el nombre de las estaciones con los ojos cerrados, la retahíla acaba transformándose en una oración. 


Por lo menos, eso es lo que le decía el tipo que iba a mi lado a un discípulo pálido. Los miré de reojo y vi que bajaban los párpados y comenzaban a susurrar: Diego de León, Núñez de Balboa, Rubén Darío, Alonso Martínez, Chueca... Cuando llegaban a Ópera, empezaban otra vez por Canillejas, y la cosa sonaba como un salmo que te iba apartando de las miserias de este mundo. De súbito, abrieron los ojos y se quedaron mirando al vacío.


— ¿Qué has visto?— preguntó el maestro.
— No sé, un rostro. San Juan Bosco, quizá.


Juan José Millás, Oraciones metro a metro, El País