martes

Horas extraordinarias

Había noches en las que Darío no podía dormir. Cuando estaba en su casa se levantaba, fumaba, se vestía y salía a la calle. La mayoría de las veces sus pies le llevaban hasta la comisaría, allí charlaba con los compañeros de guardia o se sentaba delante de su mesa con la idea de sacar trabajo atrasado. 

Eran horas robadas al sueño o a quien quiera que se encargue de atesorar el tiempo que no gastamos, y Darío las exprimía tomando café, revisando largos listados o revolviendo los archivos.

Fue en una de esas horas cuando encontró uniones profundas entre casos que durante el día no tenían conexión, pero que en esas horas extra adquirían nuevos significados.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

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