lunes

Desolado

No soporto esperar. No lo soporto ni un minuto ni una hora.

El psicólogo me recomendó que para tratar mi enfermedad debía comenzar a esperar sin una causa, es decir, debía ir a un aeropuerto, a una sala de espera del hospital o a la cola de un supermercado y ponerme a esperar sin necesidad, el poder retirarme cuando yo le decidiese me ayudaría controlar mi ansiedad.

Empecé esperando en la parada del autobús. Parecía fácil, solo tenía que situarme bajo una marquesina y esperaba, si llegaba un autobús me retiraba y esperaba al siguiente, así hasta que me iba de allí. Lo importante era esperar con tranquilidad todo lo que pudiera.

No salió como esperaba, a la media hora de estar esperando me puse tan nervioso que discutí con varios pasajeros y acabé subiendo a un autobús cualquiera que me llevó hasta las afueras de la ciudad, a un polígono industrial donde al llegar a la última parada tuve que bajar y sentarme en un lugar desolado a esperar, ahora sí de forma irremediable, al autobús que me devolviera al centro.

Terry Salgado El informe amarillo


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