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Precisión absoluta

Una vez más, en sus titubeos confusos, lo que la tranquilizó fue lo que tantas veces le servía de sereno apoyo: que todo lo que existía, existía con una precisión absoluta y en el fondo lo que ella terminase por hacer o no hacer no escaparía a esa precisión.


Clarice Lispector, Aprendizaje o el libro de los placeres

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