viernes

Usted no vive aquí


Cuando empezaron a confundirme con Carlos mi vida cambió. 

En el metro, una exnovia de Carlos empezó a gritarme que volviera con ella, un matón me dio una semana para pagar mis deudas y una anciana sacó un revólver mientras decía “Lo pagarás caro, Carlos”.

Llegué a casa desesperado, llamé y abrió una mujer que debía ser mi esposa.         
— Usted no vive aquí, si sigue molestando llamaré a la policía.

Ahora duermo en la calle, todavía oigo que murmuran “Pobre Carlos”. No sé cómo decirles que soy otro, alguien que perdió un metro que no ha vuelto a pasar.

A. Palacios, Dulces juegos de identidad



martes

Desclasados


En la fauna humana de las novelas de Balzac resalta siempre la figura del desclasado que vive en rebeldía contra sus limitaciones de origen y quiere conquistar el rango al que se considera con derecho, el dinero, la gloria, el amor de las mujeres resplandecientes que no serían tan atractivas si no miraran desde la altura de su privilegio.


Antonio Muñoz Molina, Fábula del expulsado, El País, 18/04/2019

lunes

Adverbios

A veces pienso que debería dedicarme a algo que realmente mereciera la pena, después me doy cuenta de que los adverbios destrozan cualquier frase inocente.




domingo

La España de la que venimos

Las costureras que aparecen a izquierda y derecha de la foto se encuentran en la cárcel de mujeres de Barcelona cumpliendo condena por esto o por lo otro. Transcurre el año 1952. Pobres. Realizan trabajos de costura para reducir penas. Señoras y señores de la alta burguesía franquista se revolcarán más tarde entre las sábanas que parecen apiladas junto a las máquinas de coser.


Juan José Millás, La monja de la foto, El País Semanal, 21/04/2019


Ley de la serialidad

No pienso ponerme a discutir ahora sobre el comunismo o sobre la cuadratura del círculo. Estábamos hablando de la cantidad de cosas que no conocemos. 

Mira, el libro este de Koestler, El abrazo del sapo, trata de un biólogo vienés de los años veinte, Paul Kammerer, que dijo que las coincidencias no existían, sino que se debían a una ley del Universo aún no descubierta, una ley física como la de la gravedad, él la llama la ley de la serialidad, por la cual las cosas y los elementos y las formas y los hechos tienden a ordenarse por tandas de semejanza, por series homogéneas. 

Porque en el Universo, decía Kammerer, hay una pulsión ciega hacia la armonía y la unidad.

Rosa Montero, La hija del caníbal

sábado

Saber mirar


Uno tiende a ver no lo que tiene delante de los ojos, sino aquello que está dispuesto a ver y adiestrado para distinguir.


Antonio Muñoz Molina

miércoles

La hora décima


Partimos rumbo al oasis de Amón, a algunos días de marcha de Alejandría; aquel lugar era el mismo donde Alejandro había sabido, por boca de los sacerdotes, el secreto de su nacimiento divino. Los indígenas habían señalado en esos parajes la presencia de una fiera extraordinariamente peligrosa, que atacaba con frecuencia al hombre. Por la noche, en torno a las hogueras del campamento, comparábamos alegremente nuestras futuras hazañas con las de Hércules. Pero lo único que nos proporcionaron los primeros días fueron algunas gacelas. Por fin, Antinoo y yo decidimos apostarnos cerca de una charca arenosa cubierta de juncos. Decíase que el león acudía allí a beber a la caída de la noche. Los negros estaban encargados de encaminarlo hacia nosotros con gran algarabía de tambores, címbalos y gritos; el resto de nuestra escolta permanecía a cierta distancia. El aire estaba pesado y tranquilo; no valía la pena preocuparse por la dirección del viento. Apenas había transcurrido la hora décima, pues Antinoo me hizo ver en el estanque los nenúfares rojos que seguían abiertos. Súbitamente la bestia apareció entre un frotar de juncos y volvió hacia nosotros su cara tan hermosa como terrible, una de las fisonomías más divinas que puede asumir el peligro.

Marguerite Yourcenar, Memorias de Adriano

martes

Las vidas de otros

Antes que los libros, objetos raros y difíciles, fueron los álbumes de estampas. Al principio solo eran páginas en blanco cuyos recuadros numerados exigían las fracciones de una historia que iría formulando el azar. La primera estampa y la última eran las más valiosas, las que más difícilmente aparecían, y sus cifras cobraban el misterio cabalístico del Alfa y la Omega. Venían en sobres que rasgábamos como cartas ansiadas o en las tabletas de chocolate. En estas últimas se sumaban con delicia los olores del papel impreso y del cacao. Cada estampa postulaba en el vacío la unidad de la historia. En su reverso leíamos unas pocas líneas de sentido enigmático, como si fueran los únicos jirones rescatados de un libro que se perdió. Exactamente así leemos las miradas y las vidas de otros, fragmentos en el tiempo de un álbum que nunca nos será dado completar.


Antonio Muñoz Molina, Escrito en un instante, 1997



BEL-COZVÍJAR

BEL-COZVÍJAR





lunes

Descubrir en vez de acatar


Gost (El huésped) es ante todo un film que se impone por su inmediata fascinación visual: el blanco y negro se declina en una serie de innumerables matices metálicos de gris, las ventanas inundan con haces de luz polvorienta interiores decrépitos y lujosos, los exteriores sembrados de hojas otoñales hablan de una minuciosa corrupción de la naturaleza. El preciosismo del film no decae nunca en caligrafía: parece descubrir en vez de acatar.


¿Y la historia? No se espere una nítida progresión narrativa del film. Como otros ilustres cineastas rusos, Kajdanovsky practica un lirismo exaltado, abandonos a la melancolía, raptos de violencia, una alternancia de arrebatos místicos y brutales, de espiritualidad y animalidad que ya Turguenev definía como ‘propia del alma rusa’. Rara vez la trasposición de un relato a una cultura lejana ha echado raíces tan profundas en el nuevo territorio, ha florecido con tanto esplendor.


Sobre la película Gost (El huésped, 1987) De Aleksander Kajdanovsky, basado en un relato de J.L. Borges.


domingo

Tardes de cine

Leo se acomodó en la butaca en la oscuridad y se sintió muy bien, muy feliz. Le invadió una sensación de paz y tranquilidad. Había muy poca gente en el cine. Eso era lo que más le gustaba. En el cine podía pensar y sentirse extrañamente pleno. Era una sensación que no podía definir.
Juan Madrid, Cartas bajo la manga

sábado

Novedades


Rossellini, como buen vidente del futuro, destacó el valor de la memoria. Como buen revolucionario, fue un hombre amante de la tradición. Esto que he dicho parece una paradoja, pero creo que esclarece mucho lo que Rossellini representa para nosotros, porque como decía Eugenio D'Ors: "Todo lo que no es tradición es plagio" y, precisamente, Rossellini era un innovador porque creía en la tradición. O, dicho de otra forma, según la frase de Bacon: "Salomón dijo 'No hay nada nuevo sobre la tierra'. Platón imaginó: 'Todo nuevo conocimiento no es sino un recuerdo'. Según esto Salomón sentenciaría: "Toda novedad no es sino un olvido".

Antonio Drove, Tiempo de vivir, tiempo de revivir

Fotomatón. nº 1


A-BEKKER






miércoles

En la peluquería

Pero en una ocasión, hace menos de un año, y por razones en la que no quiero entrar aquí, me sentía aún más solo que de costumbre y se me ocurrió la idea de ir a cortarme el pelo aunque no lo tenía nada largo.


Kjell Askildsen, En la peluquería