Redujo [esta imagen] a sus elementos esenciales. Esta forma, destacando sólo lo
principal, habitual en el pintor flamenco, se acentuó aún más en este
momento avanzado de su carrera artística en que, al ser figuras mayores,
resultaba obligado que fueran menos.
[…] Al insistir en los
aspectos emocionales trató de dar una imagen lo más conmovedora posible.
Sin embargo, como suele ser bastante frecuente en los primitivos
flamencos, o al menos en la tradición en la que él se formó -Memling y
la herencia de Van der Weyden y los Van Eyck, e incluso también fue
deudor de Van der Goes-, no llegó a los extremos de otros pintores.
Silva, P. La Crucifixión de Juan de Flandes