jueves

La maquinaria de un reloj

Acababan de fregar el portal. 

Darío recordó cuando era pequeño y su madre colocaba hojas de periódicos sobre el suelo mojado.


Aquí no había periódicos, solo pisadas, barro, todo estaba encharcado y había un felpudo recogido contra la pared de la entrada


Cuando se dispuso a pulsar el botón del ascensor la puerta se abrió y de su interior salió una mujer joven vestida como deben vestir las ejecutivas de las grandes empresas. Olía a perfume caro. Darío la saludó y ella no le devolvió el saludo.


El ascensor era demasiado pequeño, pero olía a aquella mujer con tanta intensidad que Darío sintió como si estuviera haciendo algo malo. Pudo imaginársela por dentro como un relojero imagina la maquinaria de un reloj.


Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

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