Si se trataba del cuerpo de una mujer era todo aún peor, eso le ocurrió con el caso de Rosana Lewis. Rosana apreció en la orilla de un riachuelo, la habían sacado unos pescadores un sábado por la mañana. Era pelirroja, muy joven y tenía la cara blanda y descolorida como una tarta de fresa y nata puesta bajo la lluvia. Darío suplicó al comisario que le sacara de allí, pidió incluso la baja médica y pasó dos días desaparecido, al tercero tuvo que hacerse cargo del caso.
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