lunes

Cosas del jet lag

Es evidente que no podía dar entrevistas sin el permiso de la editorial. Cuando se programaba alguna, la preparábamos como si fuera un interrogatorio policial. Todas las respuestas estaban previstas y las preguntas, y las contra preguntas, y las contra respuestas.

Si me salía del guion, los editores tosían, carraspeaban o paraban la entrevista. A veces me sacaban de allí con alguna excusa pueril. "La señorita X tiene que descansar". "La señorita X se encuentra mal, ya saben, cosas del jet lag".  Y sonreían como imbéciles a los periodistas que no comprendían qué estaba pasando.

Dicen que es imposible engañar a todo el mundo todo el tiempo. No es cierto, puede hacerse, aunque a veces pueda echarse todo a perder por algún detalle o por algún imprevisto.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas
 

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