martes

Crimen perfecto

La primera noche que Lupe llegó tarde, su viejo no le dejó entrar en casa.

Vivía en un portal con más de cien viviendas y su piso estaba al final de un largo corredor, en el sexto piso. Allí, como pudo, Lupe pasó la noche. 


—Aquella madrugada pasaron cosas fabulosas. Los vecinos del 5J estuvieron contando dinero durante toda la noche. Del departamento de una solterona a la que todos tenían por una beata remilgada salieron dos hombres pasadas las cuatro de la mañana. Un ayudante de notario, que vivía en el 6G, estuvo hablando en sueños de un crimen que hasta ese momento había sido perfecto. Y lo más extraño fue cuando dos hombres uniformados metieron un fardo en el 3J poco antes de que amaneciera.
— ¿Crees que era un cadáver?
— No creo, cuando me vieron no trataron de ocultarlo ni se pusieron nerviosos, es más uno de ellos me sonrió y me pidió mi número de teléfono.
— ¿Se lo diste?
— No me gustan los uniformes. Le di el de la beata, ya sabes, donde caben dos caben tres.


Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

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