sábado

El cuarto de la basura

Damián y Sarah hicieron el amor sobre la lona que cubría la cama.

Sus cuerpos se pegaban a la lona, sus espaldas sudadas hacían un ruido sordo en cada movimiento, como de animales golpeados o de sábanas mojadas azotadas por el viento.


Cuando Damián rodeó a Sarah con sus brazos de tierra seca sintió las telarañas que se habían pegado a su cuerpo y pensó que esa chiquilla, esa mujer no era como las demás mujeres, pensó o soñó que era un insecto gigante, o un ave diminuta u otro animal incomprensible de aquel país tan extraño.


El olor de la chica le recodó el taller de tintes donde trabajó a los pocos días de su llegada a Buenos Aires. Lo metió allí Regina, la mujer de Gervasio, un agente de aduanas que se apiadó de él y le dejó dormir seis noches en el cuarto de la basura.

Al séptimo, en la primera guardia nocturna de Gervasio, Damián ya durmió en su cama.

Nazaré Lascano, Cuentos de parque Chas



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