Corría el año 2007 y vivía de alquiler en Sevilla; mi piso tenía dos espacios: un salón-cocina y un cuarto de baño con azulejos celestes cuya ventana daba a la placita de San Julián.
Dormía en el salón sobre un colchón tirado en el suelo. No sabía usar un taladro ni enmarcar una lámina, así que estropeaba pósteres caros clavándolos a la pared con chinchetas. Nunca conseguía colocarlos rectos y esta asimetría me atormentaba.
Toteking, Búnker
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