jueves

El vacío

Durante una temporada compartí taxi con Manuel. Los dos trabajábamos juntos en una oficina de Buenos Aires. Teníamos un horario complicado y vivíamos en el mismo barrio. Por las noches coincidimos en la parada de taxis y, después de unos días, nos atrevimos a hablar a pesar de que los dos éramos muy tímidos. 

Solo éramos amigos en el taxi, en la oficina apenas nos veíamos y si lo hacíamos nos saludábamos sin pasión. Por las noches, sin embargo, teníamos una complicidad enorme, hablábamos de todo en el asiento de atrás del auto, reíamos, contábamos confidencias, proyectos, criticábamos a los compañeros y volvíamos a reír. Muchas noches el taxi tenía que esperar a que termináramos de hablar antes de que yo saliera, Manuel continuaba unas manzanas más y, cuando lo veía alejarse, me quedaba una sensación de vacío muy extraña.

Un día Manuel no apareció en la parada, lo busqué con la mirada y después de unos minutos tomé el primer taxi. Durante toda la semana siguió sin dar señales de vida, así que decidí buscarlo por la oficina. Un compañero de su planta me dijo que había tenido que volver a su ciudad de origen por un asunto familiar. Yo también dejé la oficina unos meses después y no volví a verle.


Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

No hay comentarios: