domingo

Bis repetita placent

Las cosas repetidas dos veces agradan. Tardé demasiado en darme cuenta, pero lo experimenté con pasión.


No solo fue aquello de mi relación con Jorge y Lucas. En realidad no eran repetidos por solo hecho de ser dos chicos, eran tan distintos que yo también era dos. 


Lo repetido es imprescindible en cualquier aspecto de la vida porque lleva a la perfección, también al hastío pero este no es más que un último estadio de la perfección.


Escribir dos veces, comer, jugar, apostar, besar, reír, morir dos veces quizás.


No es fácil, hay veces que la repetición es ilegal o inmoral, pero ¿cómo va a avanzar la humanidad ajustándonos escrupulosamente a las leyes y a la moralidad?


No es cinismo es supervivencia. 


Cuando entré a trabajar en un diario del sur del país me hice pasar por otra persona, escribía como otra persona, opinaba e interpretaba como otra que no era yo. Tuve además otro trabajo, dos trabajos, el segundo en un restaurante en el que me hice llamar por un nombre distinto al mío, hablaba con palabras que no eran mías y tenía una actitud descarada y prepotente que nunca había tenido. Disfruté el doble, viví el doble y escribí el doble. 

Bis repetita placent. 


Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas



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