jueves

Reinas

Eladia no era mi amiga, pero se comportaba como si lo fuera. Creo que a pesar de su amistad nunca dejó de caerme mal.


— Tenés que quererme como soy, Nazaré, un término medio entre Mafalda y Susanita.
— ¿Un término medio?
— Un híbrido, una mezcla entre lo repelente y lo sublime.

A mí la palabra sublime me parecía repelente, así que Eladia nunca fue mi amiga.


Algunas tardes, al salir del colegio, merendábamos y veíamos la tele es su departamento. Su vieja se esmeraba en tratarme bien, siempre me daba un chocolate suizo riquísimo, creo que iba hasta allí solo por el chocolate. Eladia veía la televisión solo cuando yo la visitaba y se sentaba en una sillita delante del aparato como el que se sienta frente a una imagen de la Virgen. A veces su vieja, que era modista, nos probaba vestidos y las dos reían y bromeaban como si fueran hermanas. Cuando nos veía con aquella ropa gritaba como si fuera ella la que tenía quince años.


— ¡Parecen dos reinas! ¡Dos princesitas rubias!


Eladia era morena, pero nadie se lo dijo nunca.


Nazaré Lascano, Cuentos del Parque Chas

No hay comentarios: