sábado

Manojos mal atados

Estuvo a punto de ahogarse, tragó agua, tosió, sintió que pasaban por su cabeza olores y sabores de su pasado más íntimo, que se atropellaban por salir de su memoria manojos mal atados con los instantes más felices de la infancia, y pudo verse en el momento exacto de la adolescencia en el que perdió el paso y la dicha para siempre.

A. Palacios, Tratado de amor para un asesino

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