H. fantasea con que su mujer tiene un amante. Es mejor que él, más joven, más fuerte, menos gordo y besa mejor de lo que él nunca ha besado esos labios a los que recuerda casi con nostalgia.
Le dibuja una cara que en su mente siempre le sale atractiva, fumando y bebiendo cerveza de forma elegante. Recuerda que a Linda le molestaba que él bebiera o fumara cuando la besaba y se alegra de que a su amante se lo reproche también.
Piensa en preparar un viaje, dirá que se va una semana por motivos de trabajo, así le quedará la casa libre a Linda y el amante podrá por fin ocupar su tiempo y su cama.
Le excita la idea de verlo en su cama, de entrar despacio en su casa y poder sacar su arma al fin.
Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas
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