lunes

Gato melancólico

Sentada frente a una mesa de la cervecería, Andrea se encuentra como en su casa, en realidad mejor que en su casa. Entre risas y voces de los clientes abre el sobre de color caramelo pensando, por un instante, en qué diría al verla ese inspector con ojos de gato melancólico.

Sonríe imaginándose a Darío mirando a los lados, preocupado, como si alguien más además de ella pudiera entender aquellos informes. La mesa en la que ahora están desplegados los folios está fabricada en madera gruesa y tiene una superficie rugosa que se ha pulido a base de haber pasado por muchas manos y de haber recibido muchas salpicaduras de cerveza que han ido dejando huellas que se confunden con los nudos.

Las palabras en castellano de los clientes se mezclan en la cabeza de Andrea con las palabras en ruso que salen del papel.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas



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