martes

La música del cosmos

No hay penas cuando sube las escaleras del portal de la pensión. 

Un portal con escaleras de madera, con escalones estrechos, gastados en los bordes y con una pequeña depresión en el centro causada por años de desgaste. 

Es ahora H. con sus zapatones negros del 49 el que los desgasta. Sobre todo cuando sube, lentamente, con la respiración acelerada a partir del sexto escalón, del sexto esfuerzo.

Pero no hay penas en la subida, en esa erosión constante en la que él es la ola que rompe, o quizás el viento que araña.

H. piensa, subiendo con torpeza, en la luz amarilla que lo envuelve, en que huele a madera y a friegasuelos con lejía. De fondo, al pasar por el primer piso, se oye la música del cosmos.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

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