viernes

Maravillosa

Jorge me despertó de madrugada para decirme que la ciega era un ángel. Me lo decía muy emocionado, sentado en un costado de la cama, con lágrimas en los ojos. 

Mi primera reacción fue echarme a reír, pero para no decepcionarle me eché a llorar. Él se apiadó de mí, me abrazó y me besó con ternura. Después me dijo lo maravillosa que era y se fue.

Me quedé con la duda de si la maravillosa era la ciega o yo.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

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