sábado

Un animal acuático

Solo tuvo que quitar el precinto de la policía y entrar en el piso.

 

Allí dentro no había nadie, pero el silencio era tan denso que parecía que alguien se iba a echar a llorar en cualquier momento. 


Fue directo al cuarto de baño. La puerta chirrió y Darío encendió la luz a toda prisa. Corrió las cortinas de la bañera y no pudo evitar imaginar a la chica del tatuaje. 


Para darse valor abrió los cajones del mueble del lavabo, canturreando, y sin ponerse los guantes. Después volvió a la bañera se agachó y miró en el desagüe, sacó un bolígrafo de la chaqueta con el que extrajo una mata de pelos con el aspecto de un animal acuático goteando delante de su cara. 


De la mata cayó un anillo dorado que dio varios botes contra las baldosas del suelo antes de parar. Darío se agachó, tomó el anillo y lo guardó en el bolsillo del pantalón. Después abrió una bolsa de plástico transparente y metió al animalito.


Antes de salir volvió a mirar en el dormitorio, por si la chica aún seguía allí.


Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas


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