jueves

Dominar la perspectiva

[Max Aub] maneja la novela como un juguete cerebral al estilo de Nabokov. 

Puede, sin perder el pulso, contar su historia sirviéndose de un guion cinematográfico, o dialogando como en una pieza de teatro; detener el relato con la pirueta de una greguería o entrar en él a saco imponiéndose con la autoridad de un autor. Vuelve la narrativa poema en prosa, o la gongoriza, o la politiza. 

En pocas ocasiones, ante un novelista tiene uno la sensación de encontrarse tan evidentemente con eso que Vargas Llosa llamaba un «deicida», el narrador total. Cada vez “que leo Los campal de Max Aub —que siempre me deslumbran y emocionan casi tanto como me enseñan— recuerdo lo que decía Virginia Woolf, me parece que a propósito de Forster: «El éxito de las obras maestras parece que no descansa tanto en su carencia de faltas (de hecho toleramos los más groseros errores en todas ellas) sino en el inmenso poder persuasivo de un cerebro que ha dominado completamente su perspectiva.»

Rafael Chirbes, El novelista perplejo

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