domingo

Intenciones


— Era mucho mejor que la cena de los idiotas. Era la cena de los invisibles.
— Tendrás que explicarme eso, Naza.
— En la facultad organizábamos una cena cada mes, pero en vez de llevar a un idiota había que llevar a un invisible.
— ¿A quienes llamabais invisibles? 
— A esas personas que pasan por la vida sin que nadie se dé cuenta de su existencia.
— ¿Mendigos?
— No, no. No éramos tan simples.
— ¿Entonces?
— No hace falta ser un marginado para ser invisible ¿No has conocido invisibles vos?
— Creo que por mi consulta han pasado unos cuantos. Yo misma fui invisible mucho tiempo.
— ¡Ajá! Eso es, ¡y yo! y tantos... por eso cada uno tenía que llevar un invisible.
— ¿Con que intención?
— Con la intención de poderlo ver.


Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas



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