— Fue un juego, les juro que fue un juego no hace falta que se pongan así. — Eso no es un juego Naza.
— ¿Cómo que no? Fue algo completamente inocente, no hicimos daño a nadie.
— ¿Ah no? Pregunta al hijo de Carla, pregunta.
— El hijo de Carla, ¡ese chalao, ese loco!
— Loco o no, le fue a la mamá con el cuento.
— ¡Con el cuento, con el cuento! vos lo decís, no fue más que un cuento.
— ¡A quien se le ocurre Naza! a quién más que a ustedes dos.
— No hemos hecho nada malo mamá.
— Eso se lo decís al director ¿o ese es un loco también?
— Peor, mamá. Ese es un reprimido que cuando mira a las chicas pone los ojos en blanco.
— Claro, como mira a las chicas, a Lupe y a ti se os ocurre hacer esa barbaridad.
— ¡No exageres mamá por favor! La madre de Lupe no se ha puesto así.
— La madre de Lupe tiene mucho que callar.
— Pero, ¿qué decís?
— Y ahora yo también.
— ¿Estás loca mamá?
— De momento ni una palabra a tu padre.
— Exageras, mamá, exageras.
Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas
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