martes

El anillo de Carlo

Conocí a Carlo cuando aún no sabíamos nada de virus, ni que el mundo iba a cambiar tan rápido. 


Había llegado a Roma ese verano, era el primer curso que estaba en nuestra escuela porque había estado seis años viviendo en España.

Es por culpa de Carlo que me apunté a clases de español.
Su padre había sido profesor en una Universidad española, era experto en literatura italiana.

Carlo miraba todo con mucha curiosidad, pensaba las palabras como si le costara volver a hablar en italiano y cuando acababa una frase siempre decía "¿vale?"

Empecé a hablar de él a todas horas y mamá me dijo que le invitara al apartamento de Torvaianica.

No lo hice, no me atreví. Es raro que yo me atreva a algo, aún no sé si entregaré este relato para enviarlo al blog de literatura española.

A veces pasan cosas que no esperas. Una tarde, a principios del verano, mamá me mandó llevar a la lavandería la ropa de cama. Quería lavarlo todo antes de guardarlo en el armario. Tuve que ir yo porque estaba castigada por un asunto del que prefiero no hablar. 

Seguro que piensan que Carlo estaba lavando su ropa en la misma lavandería.
No estaba, lo que ocurrió fue que me encontré un anillo con un diamante enorme en el fondo de la lavadora.

No he vuelto a ver a Carlo, pero tengo un anillo espectacular en mi dedo anular. Y sigo con mis clases de español.

Sonia Lorenzi

No hay comentarios: