martes

Una gran responsabilidad

Lo descubrí de muy pequeña.

Si caminas por la calle y te metes entre dos personas que vienen de frente les cambias la vida.

Lo hice muchas veces, era fácil. De niña era muy fácil. Las parejas, aunque fueran agarradas de la mano, se separaban un momento y se sonreían ante la niñita que se cruzaba en medio de sus vidas.

Después fue más complicado.
 
Ver a una quinceañera pasando por el medio de dos personas era extraño, algunos se paraban, se hacían fuertes, me dieron algún empujón, me insultaron.

— ¿Estás loca? ¿No te enseñaron educación? 

Recomiendo los semáforos.
En los pasos de peatones es más fácil, la gente cruza deprisa, hay aglomeraciones. un grupo que va y otro que viene. Es un buen momento, te cuelas por el medio, se apartan, están perdidos, o ganados, el caso es que su vida cambió para siempre.

Sigo haciéndolo. Solo en los pasos de cebra, aunque a veces me da pena la pareja que viene hacia mí y en el último momento cambio de dirección. Otras veces los busco y hago todo lo posible por colarme en sus vidas.

Aunque ellos no lo saben, yo siento una gran responsabilidad.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas

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