sábado

Sor Goretti

No hay nadie en las calles de Madrid. Por eso mismo, los cuatro gatos que salimos lo hacemos en pelota picada, más contentos que una chinche. Incluso Sor Goretti, madre superiora del vecino y anejo Convento de María Auxiliadora de los Kommandoführer, con la que me cruzo. Meditación: o ya empiezo a estar majara de soledad, o me imaginaba, erróneamente, que sor Goretti era mayor de lo que aparenta. 

Hoy, por otra parte, he solicitado un permiso del Ministerio del Interior para salir a la calle e ir a comprar un soplete de presión y, ocho gestiones, matasellos y permisos después, he conseguido practicarle el butrón a mi estanco clausurado.

Importante: pinta que la crisis del WC se va a solucionar. O, al menos, el presi Torra ha dado órdenes a William Bligh, capitán del HMS Bounty, para que vaya a Tahití, en nombre de la Humanidad, y recolecte cientos de árboles del papel higiénico. Se inicia una Edad de Oro para el tisú en Occidente.

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