sábado

Situaciones binarias

Jugaban con una línea muy frágil, belleza y fealdad al mismo tiempo; una oleada de atención las siguió por el parque. Las madres buscaron con la mirada a sus hijos, llevadas por algún sentimiento que no sabrían identificar.

Las mujeres cogieron a sus novios de la mano. El sol despuntaba entre los árboles, como siempre —los sauces soñolientos, las rachas de viento cálido soplando sobre las mantas de pícnic —, pero la familiaridad del día quedó perturbada por el camino que trazaban las chicas a través del mundo corriente. Gráciles y despreocupadas, como tiburones cortando el agua.

A veces me fumaba un poco de la marihuana lanosa y acre de mi antiguo casero y luego iba a la tienda del pueblo. Ésa era una tarea que podía llevar a cabo, tan definida como fregar un plato. O estaba sucio o estaba limpio, y yo agradecía esas situaciones binarias, la forma en que apuntalaban el día.

Emma Cline, Las chicas

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