lunes

El talento


Así, escribir novela fuera de la burguesía o de la metrópoli, es como ponerse el jersey de otro: hay que darlo de sí, hay que desbocar el cuello y hacer saltar las costuras, en busca de un camino nuevo. Pero ¿vale la pena usar ropa prestada? ¿No es posible coser una prenda que esté hecha a medida de quien la lleva? Por otra parte, Naipaul también cuestiona el género desde la propia literatura.


Para él, la novela alcanzó su plenitud en el siglo XIX. "Más adelante podrían modificarse ciertos aspectos del género, o jugar con ellos, pero ya se había establecido el modelo de la novela moderna, y trazado su programa. Los que hemos llegado después somos simples derivados". En definitiva, lo que afirma es que el género ya ha llegado al final de sus posibilidades: escribir novelas, digamos, tendría ahora tanto sentido como escribir autos sacramentales o poemas épicos.


El libro se cierra con una pregunta: "Y he de preguntarme si el talento que antes iba a parar a la literatura de imaginación no habrá ido a parar en este siglo a los primeros cincuenta años del glorioso cine". Es posible que tenga razón, pero de lo que para mí ni cabe duda es que, tras esos cincuenta años de gloria, el talento ha desertado en masa del cine (como quizá ya abandonó antes la novela). Lo que no sé es dónde ha buscado refugio y solo puedo rezar para que no haya ido a parar al vientre de la ballena de internet y esté en los juegos de ordenador, en los blogs o en la redes sociales.


Rafael Reig, ABC Cultural

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