En Wakefield, cuento inolvidable de Nathaniel Hawthorne, hallamos una de las interrupciones más emblemáticas, por excelencia. (...) es aquel marido que se despide de su mujer por unos días y no es visto por nadie en 20 años. En el centro de Londres se desvincula del mundo. Se instala en secreto en una casa del barrio y espía a su esposa en su viudez.
Un día, pasados ya 20 años, llueve. Le parece ridículo mojarse cuando ahí tiene su casa, su hogar. Sube pesadamente la escalera y abre la puerta. Saluda a su mujer como si no hubiera existido interrupción alguna en sus vidas.
Enrique Vila-Matas, El País, Ideas para interrumpir
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