Ordesa
Ojalá pudiera medirse el dolor humano con números
claros y no con palabras inciertas. Ojalá hubiera una forma de saber cuánto
hemos sufrido, y que el dolor tuviera materia y medición.
Todo hombre acaba un
día u otro enfrentándose a la ingravidez de su paso por el mundo. Hay seres
humanos que pueden soportarlo, yo nunca lo soportaré. Nunca lo soportaré.
Miraba la ciudad de Madrid y la irrealidad de sus
calles y de sus casas y de sus seres humanos me llagaba por todo el cuerpo. He sido un eccehomo. No entendí la vida. Las conversaciones con otros seres humanos se
volvieron aburridas, lentas, dañinas. Me dolía hablar con los demás: veía la inutilidad
de todas las conversaciones humanas que han sido y serán. Veía el olvido de las
conversaciones cuando estaban presentes.
Manuel Vilas, Ordesa
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