sábado

La inauguración permanente de la Historia

(Aviso para el público) En el guiñol no hay Dios, pero sí que están la muerte y el diablo. Así es también en aquellas antiguas aleluyas ilustradas de El mundo al revés: la penúltima es la de la muerte: el hombre tiene la guadaña y la esgrime contra un esqueleto, que dice “Llegó mi hora”; y la última del diablo: el hombre se lo echa al hombro y sale corriendo, y el diablo dice: “¿Adónde me llevas, pícaro?”


Rafael Sánchez Ferlosio, Pecios. ¿Pero ha habido alguna vez "tiempos felices"?




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