miércoles

Empastada

Lucía me enseñó una fotografía hecha con una Polaroid. Fue mucho antes de lo de su viejo y me sorprendió el color porque era la primera vez que veía una, me pareció 
irreal como si alguna fotografía no lo fuera.

—Es mi amorcito ¿Qué te parece Naza?

No me parecía nada, un muchacho normal, demasiado normal quizás, con los ojos un poco entornados, no parecía gran cosa, pero lo más sorprendente es que Lucía lo llamara mi amorcito.

— ¿Cómo hiciste esta foto?
— Con una camarita de su viejo —Lucía se puso colorada— ¿sabés algo? estuvimos tomando fotos toda la tarde.

Yo no entendía nada, ¿a que se ponía como una adolescente repipi, llena de vergüenza por tomarse unas fotografías? 

— Sus viejos no estaban y pasamos la tarde en su casa haciendo fotos.

Me pareció raro, pero nada más, pensé que se hubieran acostado y listo, pero en lugar de eso su amorcito se dedicó a retratar a Lucía con poca ropa y sin ropa. Unos meses más tarde aquellas fotos empastadas empezaron a circular por el barrio y el amorcito acabaría arrepintiéndose de aquella idea. 

Todo se olvidó cuando pasó lo del viejo de Lucía.

Nazaré Lascano, Cuentos de Parque Chas


No hay comentarios: