sábado

Puertas de atrás, escaleras de servicio y trastiendas

“Aquí no hay nadie, aquí solo estamos Mariano y yo y Mariano ahora no está”. La frase parece sacada de un diálogo de adúlteros, que siempre andan buscando, pobres, un agujero en el que aprovechar la hora en la que el niño hace natación. O kárate. Por eso se conocen todas las puertas de atrás, todas las escaleras de servicio, todas las trastiendas. En su afán por ocultarse, cometen a veces errores garrafales, como el de citarse en el centro mismo de sus intereses. En Génova 13, por ejemplo. Algunos lo hacen en la cama de matrimonio, aprovechando que su pareja se encuentra en el hospital, acompañando a un familiar agonizante. Cuando bordean el peligro de este modo, es porque inconscientemente desean ser sorprendidos para pagar la culpa que les corroe y acabar con esa clandestinidad que tanto placer, pero también tanto dolor les proporciona.


Juan José Millás, Cloacas, El País, 2/11/2018

No hay comentarios: