La muchacha está de perfil, con las piernas estiradas, cabeza hacia atrás, en la posición de los jugadores que se han aislado de la pareja para entregarse a las cartas que tienen en la mano.
Así la línea del cuello se lanza como una sugerencia de vela de goleta, libertándose airosamente de los hombros que son ágiles y tranquilos, a propósito para acoger con soltura el brillante, tierno y siempre confiado abrazo de una Greener 7,5 milímetros.
Toda ella resplandece.
José Cardoso Pires, El delfín